miércoles, 14 de mayo de 2008

Cinefórum (9)


El cine lleva buscando desde sus inicios la fórmula para construir un relato en imágenes que cree una atmósfera inquietante, que provoque tensión, terror e intriga a partes iguales. Sin embargo, no han servido ni vampiros, ni pájaros ni monstruos, desde aquel Nosferatu en blanco y negro, pasando por hijos traumatizados que regentan moteles (algún día alguien me explicará, espero, la gracia de esa película), hasta llegar a las últimas y sofisticadas historias japonesas para no dormir: yo creo que es imposible dar miedo de verdad, cuando no provocar horror o siquiera un ligero pánico con una cinta. A lo sumo, muchas de estas películas logran dar un susto, te ponen mal cuerpo con alguna que otra víscera, pero poco más.

Lo digo sin paliativos: es un fracaso absoluto del séptimo arte, teniendo en cuenta que el género de la comedia ha rendido tan buenos frutos, o el de aventuras, (y qué decir del dramático o el romántico, e incluso el infantil). En todas estas categorías existen obras maestras indiscutibles, diez o quince películas que todos tenemos en mente, pero en cuanto nos ponemos la capa y los colmillos no hay forma de ponerse de acuerdo, porque ni siquiera somos capaces de encontrar un solo tuerto en ese país superpoblado de ciegos. (Un ejemplo: ¿El exorcista es una maravilla, o más bien una soberana memez?)

No obstante, dentro de este cajón de sastre hay un sub-género que a mí me parece de lo más destacable, iniciado (como siempre) por la literatura con la excelente Otra vuelta de tuerca de Henry James, entre otras muchas, y que ha originado algunas de las cintas más decentes que recuerdo en este ámbito (entre ellas The innocents, de Jack Clayton, la mejor con diferencia, y hace sólo unos años Los sin nombre o Darkness, de Jaume Balagueró: dos pequeñas joyas).

Hace poco tuve ocasión de ver la reposición de una cinta española, El orfanato, de un tal Juan Antonio Bayona (curioso el fenómeno de los directores noveles, que salen hasta debajo de las piedras. De los que no hay ni rastro es de los que quieren dirigir su segunda película, que ya cobran más, imagino: y si no, ¿dónde está Juan Carlos Fresnadillo, aquel genio de Intacto? Pues al parecer en Inglaterra, dirigiendo bobadas de zombies porque en su tierra no le contrata nadie).

Volviendo al tema, con El orfanato tuve unas sensaciones similares a las que me produjo la sobrevalorada Los otros, de Amenábar, quizá por lo común de los elementos: una casa enorme, noble y llena de polvo; una atormentada dama con aires de princesa ajada; varios niños fantasmagóricos, demasiada oscuridad y muchas, muchísimas trampas de guión (elipsis, lo llaman ellos: qué valor). En ambas hay ancianas con cara de estreñimiento, personajes secundarios la mar de misteriosos (e innecesarios: el marido de la Kidman en Los otros; aquí Geraldine Chaplin, en el papel de una médium metida con calzador y sin venir a cuento), y un desarrollo que, por sus propias limitaciones, juega demasiado con la paciencia del espectador: planteamiento plomizo de casi una hora, y a partir de ahí un lentísimo desarrollo en el que se nos da la información con cuentagotas entre pistas falsas, hasta el atracón de los últimos minutos con giro final totalmente (in)esperado.

Demasiados tópicos, en definitiva, demasiados lugares comunes como para sorprender lo más mínimo. Y si al menos en Los otros uno tenía la suerte de disfrutar con un buen diseño de producción, una ambientación cuidada y un cierto gusto cinematográfico, en esta otra todo parece más limitado y pequeño, como si El orfanato fuera el hermano pobre de la anterior.

Pero, con todo, este tipo de películas le da ciento y raya a la galería de infames sub-productos con que nos obsequian desde todas partes del globo para amedrentarnos (porque aquí no vale decir lo de las americanadas, lo lamento). Las películas de casa encantada, por lo general y salvo excepciones (ay, esa escena de la ambulancia, qué gratuita) cumplen algo que las otras jamás podrán ni soñar, aun con todos sus códigos y repeticiones: entretener, crear una cierta atmósfera, sugerir y hacer disfrutar.

Que luego veamos venir el truco de lejos, que no nos asuste tanto como prometía o que los finales nos dejen algo fríos, es, hasta cierto punto, perdonable. En el caso que nos ocupa, sólo por ese instante en el que Belén Rueda se dedica a jugar al escondite inglés con los espectros, dos minutos de pura angustia, El orfanato se merece un buen visionado. (Con la luz apagada y la puerta entreabierta por si sopla algo de aire, sólo faltaba.)

3 comentarios:

Carlos F. Navajo dijo...

Ah... Me gusta El Orfanato y Darkness. Pero sí hay alguna que me ha hecho dormir con alguna luz encendida, pero hace años ya.
Y es lo que dices: no da miedo, que es la pena.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Mmmmm... Quizá es cosa mía, y con "cosa mía" quiero decir que quizá es algo que se explica por mi psicología y por las cosas que me dan miedo a mí, pero La semilla del diablo me produjo muchísimo miedo, muchísima desazón. Eso de no saber qué está pasando, de no saber si le están haciendo luz de gas o si ella está loca... Y el momento final de la cuna, justo antes de que ella lo vea, ufffffff, me da pánico. En fin, no sé, ¿vale como defensa del cine de terror o es que no he entendido el post?

Besos

El Bardo Leonardo dijo...

Que no, que no hay perdon, que esta película igual que otras que has mentado antes no merecen ni la pena ser vistas, es tan solo un gasto inutil de dinero y una forma que tienen los millonetis de hacer mas cja aun a costa del españolito medio. A ver, sinceramente, ¿alguien se cree a Belen Rueda, salida de una teleserie en la que tenia que lidiar con un monton de hormonas pululantes, que aqui puede llegar a ser creible? Personalmente no, pero dentro de lo que es mi aversion personal a los actores, esto me provoca si cabe una risa aun mayor. Lo siento, el cine español lleva podrido muchos años, y no es una afirmacion gratuita o sin fundamento, lo se porque no se consigue enganchar, no se consigue...impactar lo suficiente, vale, existen este tipo de exitos momentaneos como pueda ser "El Orfanato" o la no menos infame " Mar Adentro"... pero bueno aqui se habla de cine de terror ¿no? pues eso, que este genero si es cierto que te puede hacer gritaro ponerte los pelos de punta,solo DURANTE la proyeccion, luego perosonalmente, llego a mi casa, me tomo un vasito de leche con Cola-Cao y duermo como un bebe(bueno un poco ontranquilo por el sablazo que me han metido para luego que no me mereciera la pena pero bueno, esa es orta historia)