jueves, 28 de febrero de 2008

Podrán romperse...


Podrán romperse mi espada y mi lanza,
y mellarse el casco de mi armadura.
Podrá el tiempo con toda su amargura
arrebatarme la última esperanza.

Podrá la muerte hacerse con mi alma,
corromper una a una mis entrañas,
siendo alimento a una horda de arañas
mi ambición, mis pasiones y mi calma.

Y la materia que me daba forma
se perderá, junto a mi memoria,
y sólo quedará de mí la horma.

Pero al cantar la noche su victoria
verá un suspiro ajeno a su reforma:
el amor que me diste, que es mi gloria.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué profundo...

Bonito final. Sigue así.

María

Laura Navas M dijo...

La musa de ese poema vuelve a sentirse afortunada porque viendo lo que de ella se dice, la envidia que sentimos los demás lectores vuelve a corroernos.
Si algún día me escriben algo así, podré decirle cuatro cositas a la musa.
(jejeje)
Un abrazo muy fuerte Nacho, me van poniendo al día de tu vida y según me dicen estás cada vez mejor así que cuando dentro de un mes más o menos vuelvas a estos lares espero poder verte escritor.
=)