jueves, 14 de febrero de 2008

El debate.


Me llegan mensajes de amigos y familiares, preocupadísimos por las últimas noticias que se han publicado en España sobre el escalofriante tiroteo en la Universidad de Illinois, al oeste de Chicago. Antes de nada quiero tranquilizar a todos, que ni ésa es mi universidad ni tengo yo otra herida aparte de los labios cortados por el frío.

Vamos ahora con los hechos: según el Chicago Tribune, un estudiante universitario entró en un aula, donde aproximadamente setenta alumnos asistían a una clase de Geología. Armado con dos pistolas y una escopeta, comenzó a disparar a diestro y siniestro, hiriendo a veintidós personas y matando a cuatro de ellas en el acto. Unos minutos más tarde se suicidó, al verse acorralado por la policía.

Al menos seis personas han fallecido, aunque la cifra no es oficial y probablemente será mayor. Las declaraciones realizadas por el director de la universidad intentan calmar el ambiente de pánico que reina ahora mismo en Dekalb, localidad donde está situada la Universidad de Illinois. Sin embargo, las declaraciones de los testigos del suceso, unidas al alarmismo de la prensa, no contribuyen precisamente a calmar nada.

De nuevo, el caos. ¿De nuevo? El diario El País recuerda en su edición digital que en una semana se han producido cuatro tiroteos en centros educativos estadounidenses (un adolescente al que reventaron la cabeza de un disparo, en un instituto de California; otro estudiante herido en el gimnasio de otro instituto, en Tenesse; y el peor de todos, en Louisiana, donde una joven asesinó a dos compañeros antes de suicidarse, en un instituto Politécnico). Dice también El País, no sé con qué grado de ingenuidad o cinismo, que precisamente por esta acumulación de sangre “El debate sobre la violencia y el control de armas volverá a instalarse en la sociedad estadounidense”.

Hay que joderse, con perdón y sin él. ¿Pero qué debate ni qué historias? Yo llevo viviendo aquí medio año y me levanto casi todos los días con noticias iguales o peores que las anteriormente citadas. Más de medio centenar de estudiantes ha muerto en estos últimos seis meses, y nadie se ha llevado las manos a la cabeza ni por un segundo. ¿Debate? No, señores de El País, aquí no se produce debate alguno porque la posesión de armas es un derecho constitucional, por no decir que existe una auténtica cultura del rifle y una paranoia generalizada, relativa a la tan manida seguridad o inseguridad ciudadana, que en eso nadie se pone de acuerdo.

Además de eso, pero no menos importante, tenemos el hecho de que la industria armamentística es uno de los principios sobre los que se fundamenta la economía norteamericana, muy por encima de otras en apariencia más importantes, como el turismo o la exportación de coches. Las armas mueven aquí más dinero que el cine de Hollywood, los videojuegos y las hamburguesas, porque se venden por millones tanto en el mercado interior como a países del primer y tercer mundo, y aquí nadie dice esta boca es mía cuando con esas mismas armas luego se desatan guerras por todas partes.

Ya se encargará el Bush de turno de darse cuenta, llegado el momento, de que esos países están armados (oh, cielos, ¿quién habrá sido el villano que les vendió dichas armas, o la tecnología para construirlas?). Y entonces, ese mismo Bush de turno pone en marcha toda la maquinaria militaroide, y allá que se va su glorioso ejército, (bien armado, por supuesto), a difundir la buena nueva de las barras, estrellas y bombas.

¿Debate? Ni por asomo. Volviendo a la modesta Universidad de Chicago, me permito una pequeña premonición, basada en experiencias no muy lejanas: mientras los estudiantes gozan de un día o dos de asueto, para que se tomen una tila y dejen de ver fantasmas por todas partes, las calles y avenidas del campus se van a infestar de policías, de perros patrulla y de cámaras de seguridad. Colocarán una comisaría provisional, alzarán muros y establecerán el toque de queda, si hace falta. Y cuando los alumnos que hoy salían gritando manchados de sangre regresen a la misma aula, estarán tan felices y contentos por el tamaño del rifle que lleva el guardia de seguridad de la puerta. Y entonces veremos si se produce o no el dichoso debate.

No quiero insistir más sobre este asunto porque ya le he dedicado demasiado tiempo y energías en un blog que no se debería emplear para esto, sino para describir lo mucho, y bueno, que también tiene este país. Bastante he hablado ya del ejército o de los tiroteos dentro y fuera de mi universidad, y si hoy vuelvo a tocar el tema ha sido porque me indigna que desde ciertos medios de comunicación se emplee la demagogia desde el más absoluto desconocimiento de la realidad de esta “sociedad”, que causalmente rige los destinos del mundo –y si no, atención a la cobertura mediática de unas elecciones que parece que tienen más peso en Torrejón que en Alabama.

En definitiva, en EEUU la gente no se plantea si poseer un arma es peligroso o no, o si se debería reelaborar cierto derecho a llevar armas automáticas por la calle, en el coche o en el cine. Aquí el único debate que hay, el único, es acerca del calibre del rifle que uno se va a comprar. Y nada más.



(P.D: Por si a alguien le interesa, el estudiante de la matanza de hoy era un joven blanco de clase media. ¿Casualidad, que ese pequeño detalle no se mencione en los medios de comunicación estadounidenses? No lo creo).

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer escribí un comentario en tu otra entrada, pero parece que lo cerré sin fijarme en si se había guardado o no. Veo que no jajaja.
Te decía que me resulta muy cómodo leerte.
Sintetizas, relatas con detalle pero de forma sencilla, entretienes, sabes qué decir, qué dejar entre líneas y sobre todo como acabar, además siempre el elegido es un tema interesante, ¿no has pensado mandar algún artículo a periódicos o revistas?. Te aseguro que serías más leído, a mi juicio, que algunos de los que escriben en la revista semanal de El País, porque a veces no sé si todavía no puedo opinar porque no entiendo, o si realmente nadie les dice que escriben mal (me río al decir esto)
¿Qué tal por aquellos lares?
No sé si te lo he dicho alguna vez pero EEUU siempre me ha dado miedo, me parece un lugar de locos, quizás todo venga porque todas las películas de miedo son productos de allí (no me juzgues, mi mecanismo de defensa contra el miedo era decirme "tranquila que eso sólo pasa en EEUU, aquí en España no")
Asi que ya puedes tener cuidado, que allí hay vampiros, muertos vivientes y orgías jajajaja.
Por cierto, me gustaría leer (si has escrito) algún poema tuyo, me intriga saber de qué hablarías, cómo lo harías, qué dirías y sobre todo, la forma de terminarlo..
Cuídate mucho, un abrazo.

Josele dijo...

No sabes cuánto me alegro de que no haya sido tu universidad, la verdad es que cuando me enteré de la noticia me metí en Internet y busqué el nombre de la universidad, y luego vi que no era la tuya. Aún así estas situaciones dan cada vez más miedo. Es como que durante una época ha ido a más, no sé si dispones de alguna estadística, pero sabes si ha crecido el número de matanzas.

Un abrazo muy fuerte Nacho!!

Josele dijo...

Cuando me enteré de la noticia me metí ipso facto en el interné y busqué el nombre de la universidad, al ver el nombre y donde se encontraba situada vi que no era la tuya. Fue un respiro, pero no lo suficiente como para sentir que es un verdadero problema tan metido dentro de la sociedad que cuesta creer que no vaya ir cada vez a peor. No me explayo más, me alegro muchísimo de que te encuentres bien.
Un abrazo muy fuerte!!
(P.D. Tengo pendiente escribirte por mail, últimamente estoy un poco desconectado del mundo digital en mi tiempo libre, porque lo que es en el curro imposible).

Josele

Anónimo dijo...

Buenas!!
Buen tema, si señor.
La gente está cada día más ida...

Y lo de Torrejón?
Ya sé que parece la ONU!!

Por cierto, decían por ahí arriba que redactas muy bien. Pues doy fe!

Unabrazofuerte!

Anónimo dijo...

Por cierto, se me olvida recomendarte un libro (no solo recomiendo música :P)

"La piel de la memoria"

No me acuerdo del autor, pero es buenísimo.

... dijo...

Yo estaba tranquilo, se que eres inmortal.


Un abrazo, caballero.