martes, 2 de octubre de 2007


Ayer tuvimos cena de bienvenida, al empezar ya la tercera semana para muchos, a la International House. Un tal Brian no-sé-qué, el director de todo esto, nos dirigió unas palabras encantadoras a los allí congregados (que éramos todos, lo de la cena gratis nos había conquistado como los Ferrero Rocher a los invitados de la Preysler), y menuda se armó cuando dijo que este viernes unas 400!!! personas invadirían nuestro hogar para montar un fiestorro del copón y muy señor mío.

Era tremendo ver cómo las distintas comunidades se frotaban las manos: el grupo de indios, que por cierto son unos guarros y se lavan los pies en los fregaderos de los baños como si se tratara de su puto Ganghes, se miraban con ojillos golosos y le metían buenos empujones al vino; la comunidad asiática, mucho más educados que los anteriores, se miraban como el buda, para que no trasluciera los sádicos pensamientos que recorrían sus perversas y pequeñas mentes. Entre ellos estaba también el señor Miyagi, mi vecino de al lado, un hombrecito pequeño que todas las mañanas hace ejercicios tipo "El último Samurái", es para troncharse.

También tenemos una comunidad judía (estos no se miraban, simplemente comían a destajo), una alemana (que se limitaba a la cerveza y hacía más caso al fútbol americano que al bueno de Brian), una inglesa (son solo dos, pero bastante hooligans), y una algo-así-como-latina, formada por un sudamericano, un catalán que enseña catalán llamado Joan, un servidor y, cómo no, el gilipollas profundo, ese tonto de las pelotas de Hilario que se dedicaba a porfiar sobre lo humano y lo divino con la cara cada vez más congestionada por el alcohol y a saber cuántas sustancias tóxicas más encima.

Luego nos regalaron camisetas, nos hicimos fotos y bailamos bossa nova, que de chicagüense no tiene nada pero "mola mogollón".

En fin, ya hablaremos de dicha fiestecilla. Por cierto, ayer casi violan a una estudiante en Hyde Park, el barrio donde está situado el campus. Están todas las de la International House con el miedo en el cuerpo, y no es para menos. ¿Adivinan el color del agresor, según todas las fuentes?
Acertaron, amigos. Acertaron.

Foto: Federal Building vs Acer Electronics

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